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30 años de Super Mario
No es un ídolo al uso. Se podría decir que su atuendo y estilo se escogieron para que los niños tuvieran más difícil parecerse a él.
Mario es, de todos los caracteres icónicos de la historia de videojuegos, el antiídolo por excelencia. Dentro de todos los que tienen forma humana, es un antihéroe, un rara avis. No está musculado, tiene barriga cervecera, bigote, es bajito y trabaja de fontanero. Y además, vistiendo el mono como uniforme perenne. Es un héroe apegado a la clase popular. ¿Qué es un mono de fontanero sino el icono universal del obrero?
Mario cumplio hace algunos días 30 años desde que apareció su primer videojuego. Cuatro años antes ya hizo su primera aparición oficial en el Donkey Kong de 1981, pero como Jumpman, nada de Mario todavía. Fue en 1985 cuando llegó el Mario que todos conocemos con el Super Mario Bros de NES.
A Mario no podemos agradecerle haber innovado en el rol de género de los videojuegos como hizo más tarde Tomb Raider, por ejemplo. La historia de Mario obedece al canon clásico, con el toque bíblico de David contra Goliat: una princesa completamente estilizada secuestrada en un castillo idílico por el monstruo gigantesco a la que hay que rescatar enfrentándose a todo tipo de adversidades hasta alcanzar la gran victoria final. 70 estrellas fueron suficientes.
Durante estos 30 años, Mario ha protagonizado todo tipo de aventuras, secuelas. Ha explotado el merchandising, desde pósters y gorras hasta los Amiibos de hoy. Ha saltado de generación en generación, de consolas y de familias.
Cuando pensamos en los mejores videojuegos que hemos jugado, tendemos a olvidarnos de Mario. En una batalla encarnizada entre Sony y Microsoft que acapara la atención desde hace años, donde los gráficos y lo épico han cobrado peso en la misma medida en la que las conexiones emocionales han pasado a un segundo plano, Mario pasa a un rincón.
Fuente: Hipertextual
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